Por Lic Hector Ramirez
CONSUELO S.P.M.-Para los que cifran sus esperanzas en cada inicio de año, sin al final alcanzarlas, esto suena como “un merengue sin letras” o “un disco o cd rayado”. Y no es que sean pesimistas ni mucho menos que no tenga fe en el porvenir. La verdad es que no se puede vestir la realidad con falsedad.
“La esperanza era verde, y se la comió un burro”. Así dice un refrán con el cual se manifiesta la calamidad que se atraviesa. Y me pregunto: ¿cuál burro, o mejor dicho “animal”, se atrevió a esto? A tan malsana acción que desalienta a la población.
La esperanza ya no es del pueblo, sino de los que rodean y alimentan al burro para que su esperanza siempre esté viva, sin importar la de los demás ni el padecer que siembren. Aquí se juega a la ley del más fuerte: “quítate tú pa’ ponerme yo”.
No se puede hablar de prosperidad, en un país donde se anuncia, “con bombos y platillos”, un crecimiento de un 7.6% en la economía al finalizar el 2010, pero que realmente no crece en los bolsillos de la gran mayoría del pueblo, el cual sigue atravesando las mismas vicisitudes.
Se nos muestra una tasa de desempleo decreciente de un 14.4% en el 2010 y en encuesta realizada por Gallup/Hoy, alrededor de un 80% opina que la situación anda mal, partiendo principalmente de la falta de empleos, el alto costo de la vida y la delincuencia.
La deuda pública creada por los gobiernos democráticos del país, a partir de préstamos a países o entidades financieras, ronda por los 18,500 millones de dólares, según el Banco Central, en detrimento de los más necesitados que llevan a cuesta las cargas impositivas del Estado.
Nuestro país no tiene la capacidad de emprender proyectos sin incurrir en el endeudamiento. Pero, lo más preocupante es que los personajes que intervienen en el crecimiento de la deuda salen millonarios y sin problemas de justicia, ya que la corrupción aquí solo falta legalizarla.
Es por esto que reina el poco respeto al derecho ajeno, así como el dolor hacia los demás. No merece importancia la suerte que corran los que prácticamente no tienen nada. Se olvidan del mal que puedan ocasionar al prójimo. Solo importa el egocentrismo.
La humanidad no ha querido obedecer las palabras del Creador y males como: la ambición, la envidia, el odio, la mentira, la maldad,... se han apoderado de ésta, haciéndola cada día más inhumana, más cruel y de escaso sentimiento hacia su semejante.
Una gran parte de reconocidos(as) feligreses, honestos(as) y capaces, no han querido involucrarse en la problemática mundial, se lo han dejado todo a Dios bajo el argumento de “esto es bíblico”. Conociendo que la salvación parte de la acción terrenal para llegar a lo celestial.
Por esto he dicho: “La salvación depende de la acción, no de religión”. La acción buena es la que salva el alma de cada uno y partir de ésta podremos afirmar “un mundo para Cristo”. Recordemos: “no basta con rezar hacen falta muchas cosas para conseguir la paz”.
Un próspero año que se inicia con una tarifa eléctrica aumentada en un 11% y con los mismos apagones. Con un incremento en los combustibles, entre los más caros de América. Con un malestar generalizado donde no se vislumbra una luz esperanzadora.
Un año nuevo, que a pesar de todo, seguiremos pidiendo al Altísimo que meta sus manos, pero sin dejárselo todo a El, para que entendamos que la vida es pasajera y nada te llevas, solo la gloria y honra de Dios cuando haces el bien o practicas el amor, la justicia y la igualdad.
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Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión. Art. 19 –Declaración Universal de los Derechos Humanos.
“La esperanza era verde, y se la comió un burro”. Así dice un refrán con el cual se manifiesta la calamidad que se atraviesa. Y me pregunto: ¿cuál burro, o mejor dicho “animal”, se atrevió a esto? A tan malsana acción que desalienta a la población.
La esperanza ya no es del pueblo, sino de los que rodean y alimentan al burro para que su esperanza siempre esté viva, sin importar la de los demás ni el padecer que siembren. Aquí se juega a la ley del más fuerte: “quítate tú pa’ ponerme yo”.
No se puede hablar de prosperidad, en un país donde se anuncia, “con bombos y platillos”, un crecimiento de un 7.6% en la economía al finalizar el 2010, pero que realmente no crece en los bolsillos de la gran mayoría del pueblo, el cual sigue atravesando las mismas vicisitudes.
Se nos muestra una tasa de desempleo decreciente de un 14.4% en el 2010 y en encuesta realizada por Gallup/Hoy, alrededor de un 80% opina que la situación anda mal, partiendo principalmente de la falta de empleos, el alto costo de la vida y la delincuencia.
La deuda pública creada por los gobiernos democráticos del país, a partir de préstamos a países o entidades financieras, ronda por los 18,500 millones de dólares, según el Banco Central, en detrimento de los más necesitados que llevan a cuesta las cargas impositivas del Estado.
Nuestro país no tiene la capacidad de emprender proyectos sin incurrir en el endeudamiento. Pero, lo más preocupante es que los personajes que intervienen en el crecimiento de la deuda salen millonarios y sin problemas de justicia, ya que la corrupción aquí solo falta legalizarla.
Es por esto que reina el poco respeto al derecho ajeno, así como el dolor hacia los demás. No merece importancia la suerte que corran los que prácticamente no tienen nada. Se olvidan del mal que puedan ocasionar al prójimo. Solo importa el egocentrismo.
La humanidad no ha querido obedecer las palabras del Creador y males como: la ambición, la envidia, el odio, la mentira, la maldad,... se han apoderado de ésta, haciéndola cada día más inhumana, más cruel y de escaso sentimiento hacia su semejante.
Una gran parte de reconocidos(as) feligreses, honestos(as) y capaces, no han querido involucrarse en la problemática mundial, se lo han dejado todo a Dios bajo el argumento de “esto es bíblico”. Conociendo que la salvación parte de la acción terrenal para llegar a lo celestial.
Por esto he dicho: “La salvación depende de la acción, no de religión”. La acción buena es la que salva el alma de cada uno y partir de ésta podremos afirmar “un mundo para Cristo”. Recordemos: “no basta con rezar hacen falta muchas cosas para conseguir la paz”.
Un próspero año que se inicia con una tarifa eléctrica aumentada en un 11% y con los mismos apagones. Con un incremento en los combustibles, entre los más caros de América. Con un malestar generalizado donde no se vislumbra una luz esperanzadora.
Un año nuevo, que a pesar de todo, seguiremos pidiendo al Altísimo que meta sus manos, pero sin dejárselo todo a El, para que entendamos que la vida es pasajera y nada te llevas, solo la gloria y honra de Dios cuando haces el bien o practicas el amor, la justicia y la igualdad.
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Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión. Art. 19 –Declaración Universal de los Derechos Humanos.
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